Las mujeres Negras de América Latina y el Caribe lidian con el racismo y el sexismo en su vida cotidiana. Las desigualdades sistémicas están presentes a nivel social, económico, político e interpersonal, y se manifiestan de múltiples maneras. Un estudio realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) encontró que, en Ecuador, por ejemplo, el “42% de la población Afrodescendiente está por debajo de la línea de pobreza, frente al 27% de la población no indígena y no Afrodescendiente”. Este mismo estudio señaló un “patrón de desigualdad en el cual las mujeres Indígenas, los hombres Indígenas y las mujeres Afrodescendientes ocupan los peldaños más bajos en la escala de ingresos” en la región de América Latina, lo que refleja una división del trabajo racializada y sexualizada heredada de la época colonial.
En cuanto a la situación sanitaria, este estudio de la organización Panamericana de la Salud (OPS) encontró que “la discriminación por parte de los proveedores de servicios de salud hacia las mujeres Indígenas y Afrodescendientes es una de las barreras principales para acceder a la atención médica en América Latina”. Esto resulta, por ejemplo, en una brecha de mortalidad materna para las mujeres Afrodescendientes que es casi el triple de la tasa de mortalidad general en Ecuador y un 36% más alta en Brasil. Un estudio sobre la violencia obstétrica en la República Dominicana señala patrones de abuso y discriminación que incluyen el uso de lenguaje irrespetuoso, regaños e insultos, humillación pública, barreras de comunicación e insensibilidad cultural, entre otros. En Perú, las Afroperuanas denunciaron haber recibido trato discriminatorio, incluidos comentarios sexuales, en los centros de salud.
Si bien existen brechas significativas en los datos sobre las experiencias de vida de las mujeres Negras en las regiones, por lo que hay disponible, está claro que las realidades estructurales que enfrentan necesitan atención urgente por parte de las financiadoras.
A pesar de sus poderosas contribuciones al trabajo feminista, de derechos humanos y de justicia social, las mujeres Negras también luchan contra estas desigualdades racializadas y de género en los movimientos de los que forman parte. La investigación mapeó patrones de comportamiento sexista indirecto y evidente de compañeros masculinos; trato discriminatorio y racista de feministas blanco-mestizas; y el borramiento de su liderazgo y contribuciones. Lo que resulta es la marginalización de las perspectivas de las mujeres Negras en todos los movimientos y la invisibilización de su liderazgo. Esta dinámica se hace más evidente cuando las mujeres Negras buscan fondos, recursos y apoyo.
Las mujeres Negras necesitan estar seguras para actuar en el sistema político. Una mujer Negra que ocupa un lugar en la política, con una agenda de confrontación del racismo, siempre estará más amenazada que los hombres o mujeres blancas. Las mujeres Negras sufren violencia institucional, política y digital, y amenazas y violencia física contra sus vidas e integridad, como ocurrió con Marielle Franco… [que fue] asesinada en 2018.
– Zelma Madeira, Brasil
HALLAZGOS CLAVE:
¿QUÉ PUEDEN HACER LAS FINANCIADORAS?
Las iniciativas lideradas por mujeres Negras reflejan diferentes enfoques políticos:
Dentro de sus organizaciones y movimientos, las mujeres Negras a menudo se mueven entre estos enfoques o los mezclan, ya sea por elección o necesidad, para poder navegar las realidades complejas e interseccionales que enfrentan las mujeres Negras.
Los tres enfoques se clasifican como antirracistas. Sin embargo, las participantes de la investigación le dan distinto peso al antirracismo. Muchas ven el antirracismo como parte de la retórica formal de la igualdad establecida a través del sistema colonial y no necesariamente una prioridad política transformadora.
El enfoque liberal centra la incidencia política para la inclusión de las mujeres Afrodescendientes en las políticas estatales. Este enfoque es especialmente adoptado por las ONGs y redes más institucionalizadas dirigidas por mujeres Negras. Estas instituciones tienen el reconocimiento legal y, si bien siguen sin contar con fondos suficientes, tienen más recursos financieros para movilizarse a través de los mecanismos formales de los gobiernos estatales, la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Estas organizaciones y redes son más visibles para las financiadoras y son una parte muy importante del ecosistema del feminismo Negro, pero no la única.
En el enfoque liberal, los problemas de las mujeres Negras a menudo se abordan agregándolos a las demandas más amplias de la sociedad civil. Sin embargo, las campañas de incidencia política que funcionan dentro de los marcos legales y políticos actuales pueden reproducir el racismo institucional, ya que no tienen en cuenta la diversidad de las necesidades específicas y las prioridades de las comunidades Negras. Por ejemplo, en muchos de los países estudiados, hay una falta de información sobre las realidades vividas por las comunidades Negras. Herramientas políticas más específicas y completas en áreas como la salud, el empleo, la vivienda, la educación, etc. pueden generar transformaciones más profundas que van más allá de la superficie de los asuntos en juego.
En contraste con el enfoque liberal, el enfoque descolonial desafía el colonialismo moderno. Los colectivos y redes que adoptan este enfoque representan la mayor parte del activismo de las mujeres Negras, pero es menos probable que accedan a recursos. Se enfocan en el autogobierno y la autonomía política, y dedican esfuerzo a la formación política, la construcción de narrativas y las acciones que intervienen en el poder colonial y la supremacía blanca.
Estos grupos a menudo usan el arte, las redes sociales, la academia y la movilización social para interrumpir la lógica colonial y blanco-mestiza, como el uso de imágenes de mujeres Negras para simbolizar la diversidad en una organización cuando no hay mujeres Negras en posiciones de poder dentro de ella. El enfoque descolonial también prioriza la sanación ancestral y las reparaciones. Tales marcos críticos pueden crear contranarrativas a los enfoques liberales. Por esta razón, estos grupos tienden a ser silenciados dentro del movimiento liberal y el movimiento feminista blanco-mestizo.
Las mujeres Negras viven en la intersección de la opresión económica, racial y de género y usan muchas tácticas mientras trabajan por la liberación. La hibridez ocurre cuando las organizaciones adoptan múltiples caminos y enfoques para lograr visibilidad u objetivos específicos, o incluso para sobrevivir dentro de un marco colonial. La hibridación en sí misma puede ser una estrategia radical. También puede tomar la forma de campañas discretas en momentos específicos, donde tanto los grupos descoloniales y liberales se movilizan en torno a demandas compartidas en beneficio de las comunidades Negras. Las redes sociales, la formación política, la movilización social y el arte son herramientas de organización comunes en todo el espectro político.
El feminismo Negro trata de intersección y descolonización, de la capacidad de sentipensar de un modo caleidoscópico, más aún como Yemayá o Santa Marta, en tanto principio que nos brota en el mar que hace posible el sostenimiento, la limpieza y la fuerza creadora.
– Jeannette Tineo Durán
Los grupos feministas Negros trabajan en todos los asuntos relevantes para la filantropía: el territorio y la defensa de la tierra; los derechos civiles y políticos; la lucha contra la violencia; el derecho a los recursos naturales; el emprendimiento y las economías comunitarias; los derechos LGBTQI; la sanación y la espiritualidad, y la protección y el cuidado colectivo, entre muchas otras cosas, y lo hacen de manera profundamente interseccional.
El trabajo organizativo de las mujeres Negras es diverso y fluido. El activismo de las jóvenes Negras es particularmente dinámico y atraviesa todos los distintos enfoques políticos y tipos de agrupaciones. Exploren los diversos tipos de agrupaciones y temas que aborda el activismo liderado por las mujeres Negras a continuación.
Los colectivos liderados por mujeres Negras trabajan a nivel local y nacional en una amplia gama de temas. Grupos en los Andes, Brasil y Mesoamérica trabajan en asuntos tan diversos como la defensa territorial, las prácticas de sanación y la migración. En Brasil, por ejemplo, Rede Fulanas (la Red de Mujeres Negras de la Amazonia) actúa como red movilizadora y enlace entre las feministas brasileñas Negras y Afroindígenas en toda la Amazonia. Hay ejemplos interesantes en Colombia, Ecuador y Mesoamérica en áreas como las artes y la cultura, el cooperativismo, el emprendimiento, las economías del cuidado y la participación política. MUAFRO (Mujer Afro) en México, por ejemplo, quien trabajó con un grupo de organizaciones de la sociedad civil que impulsó la inclusión de las poblaciones Negras por primera vez en el censo mexicano del 2020, genera espacios de conexión para mujeres Afromexicanas y ayudó a organizar el primer Encuentro Feminista Afromexicano en el 2022. La Asociación Cultural Casa Chontaduro en Colombia es un espacio de encuentro fundamental para la comunidad Afrocolombiana, que promueve la paz y la defensa territorial a través del desarrollo comunitario, las artes, la cultura y la incidencia política. Existe un gran potencial para vincular estas iniciativas y experimentos para el intercambio y el apoyo mutuo.
Las mujeres Negras lideran una notable línea de trabajo que busca reivindicar sus historias dentro de las narrativas históricas más amplias de la resistencia cimarrona, garífuna, raizal, palenquera y quilombola . Trabajan para activar la memoria ancestral Negra, participan en la sanación colectiva y gestionan una formación política que sitúa sus experiencias como parte de una resistencia global. Por ejemplo, Octubre Cimarrón es un momento de celebración y resistencia de las comunidades Negras en la cuenca del Caribe (las Antillas Mayores, la Península de Yucatán, Las Antillas Menores, Centroamérica, Colombia, Panamá y Venezuela). Por ejemplo, Junta de Prietas y Afritude producen acciones colectivas y organizan eventos que incluyen activistas, artistas, trabajadoras culturales y académicas. Kasimba de sueños es una organización de mujeres palenqueras que vende productos con símbolos de la histórica resistencia Negra y Nègès Mawon realiza un trabajo de memoria y organiza festivales que promueven el liderazgo histórico de las mujeres haitianas. Estos proyectos, a menudo desarrollados en alianza con movimientos de mujeres Afroindígenas, son de naturaleza transfronteriza y atraviesan distintos movimientos.
El feminismo Negro incorpora estrategias para conectar y transformar el dolor que resulta de las experiencias intergeneracionales de racismo. Para muchas participantes, este trabajo sobre la historia Negra, las memorias ancestrales y la sanación colectiva es fundamental para la construcción de narrativas y movimientos feministas Negros.
Desde el feminismo Negro, nuestras experiencias como mujeres Negras son centrales en nuestra narrativa, porque en el discurso y práctica de la homogeneización feminista, se niegan nuestras vivencias. La tradición oral influye en el empoderamiento de las mujeres Negras al crear conocimiento de nuestras propias verdades… la transmisión e intercambio de saberes, sentires, dolores [y] vivencias de las existencias Negras, que trascienden a través del tiempo, espacio y forma.
– Jazmín Reyes, Perú
Las coaliciones y redes se reúnen periódicamente, ya sea en espacios solo para personas Negras, con otros movimientos o como parte de ellos. Estos incluyen: los Encuentros Feministas Latinoamericanos y del Caribe, una serie de encuentros que se llevan a cabo cada varios años desde 1981; encuentros de la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos (IM-Defensoras); redes de jóvenes Negras; foros y encuentros en universidades nacionales; y marchas de mujeres Negras (Brasil y Colombia), entre otros.
Las mujeres Negras se están conectando más allá de las fronteras, construyendo solidaridad y organizándose para la acción política. El Grupo Latinoamericano de Estudio, Formación y Acción Feminista (GLEFAS) es una red transfronteriza que proporciona uno de los pocos espacios regionales para que las feministas descoloniales desarrollen agendas, investigaciones y acciones colectivas. Por ejemplo, GLEFAS ofrece talleres, seminarios y clases sobre feminismos descoloniales; sus miembras escriben y publican libros académicos y no académicos sobre el feminismo desde sus propios posicionamientos como activistas Negras, Indígenas y lesbianas de Abya Yala; y responden a los contextos regionales de guerra, militarización, los ataques a la sociedad civil y la violencia mediante declaraciones públicas y acciones en toda la región. Otra red, la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora, opera dentro de marcos institucionales como la Plataforma de Acción de Beijing, el Decenio Internacional de las Personas Afrodescendientes, 2015-2024 (la agenda del decenio) y la Declaración de Quito y ayuda a conectar a las activistas feministas Negras de todas las regiones para abogar por la inclusión en las políticas públicas. Se organizan a nivel mundial y regional dentro de mecanismos financiados por la OEA, la ONU y la Cooperación Española.
Globalmente, el surgimiento del feminismo Negro está vinculado a la diáspora y a la conexión entre distintas luchas… La dimensión transfronteriza e internacional es parte de la razón misma del movimiento, porque sus múltiples expresiones tratan de la (re)conexión de historias, reivindicaciones y procesos de memoria que están íntimamente relacionados con la estructura colonial moderna del racismo.
En otras palabras, el sentido internacionalista e interseccional del movimiento ha sido siempre una marca de la acción política que conecta el antirracismo con el anticapitalismo, el feminismo, [los movimientos] LGBTQI, el ecologismo y las juventudes (entre otros movimientos). La lucha de las mujeres Negras se da en conexión simultánea con todas estas formas de organización.
– Jeannette Tineo Durán
Si bien estas redes están haciendo un trabajo crítico, se necesita mucho más. Las participantes identificaron que el trabajo organizativo transfronterizo, tanto dentro de América Latina y el Caribe como con la diáspora en general, es una prioridad de financiamiento importante.
Muchas de las agrupaciones anteriores tienen mucho en común, pero solo están tangencialmente relacionadas con los movimientos feministas. Con las notables excepciones de Brasil y Honduras, existe una sensación general de que el feminismo hegemónico/blanco-mestizo no es un espacio seguro para que las mujeres Negras expresen sus preocupaciones fundamentales. Las mujeres Negras a menudo son invitadas a “unirse” a acciones feministas que no necesariamente responden a sus necesidades o demandas.
Esta desconexión con los movimientos feministas fue una experiencia común para las participantes. Una participante ecuatoriana compartió que “una gran mayoría de mujeres Afrodescendientes y/o Afroecuatorianas no se identifican como feministas o se posicionan políticamente alrededor del feminismo”. Esto se debe en parte a su opinión de que “el feminismo [tal como lo retratan las mujeres blancas-mestizas]…se enfoca exclusivamente en el sujeto ‘mujer’ y deja fuera tanto la lucha conjunta de ‘hombres’ y ‘mujeres’, así como las concepciones Afrodescendientes de la familia”. A pesar de los desafíos que enfrentan las mujeres Negras para organizarse en los espacios mixtos que se discuten en la siguiente sección, los hombres Negros son vistos como compañeros inseparables en los esfuerzos para mejorar las vidas de las comunidades Negras de la región, particularmente en torno a la defensa territorial y los derechos a la tierra.
En general, crear un espacio para la participación de las mujeres Negras en los movimientos sociales de todos los países es vital ya que al hacerlo se fortalecen sus voces, se reivindican sus prioridades y se arraigan sus luchas. Sin embargo, este esfuerzo es visto como algo difícil de alcanzar debido a la existencia del racismo y el sexismo en estos movimientos.
Las prioridades de las mujeres blanco-mestizas dominan la agenda de los derechos de las mujeres y, en el proceso, deslegitiman otras. Las feministas blanco-mestizas invitan a las mujeres Negras a “unirse” a acciones feministas hegemónicas, que a menudo no abordan sus demandas primarias. En particular, la palabra “feminismo” en sí misma puede ser una mala palabra debido a que las mujeres Negras la experimentan como un ejercicio de privilegio blanco-mestizo. Para muchas de las participantes, si no la mayoría, esa versión del feminismo no es ni liberadora ni segura.
Hay una necesidad urgente de que las feministas blanco-mestizas reconozcan el trabajo organizativo liderado por las mujeres Negras tal como es. Esto significa no buscar “colonizarlo” con ideas preformadas o absorberlo en el trabajo organizativo blanco-mestizo. Dados los desequilibrios de poder existentes en torno a los recursos, la prioridad es apoyar el activismo de las mujeres Negras y apoyar la articulación y el financiamiento de las narrativas y agendas propias de las mujeres Negras.
Las grandes se comen a las chiquitas … las que tienen la capacidad y el tipo de relación de estar en la ONU o la Ciudad de México… [Todos] los recursos se quedan allá y vienen acá a darnos nada, que la comidita; que el tallercito; que el transporte [luego] se llevan todos nuestros resultados, lo hacen libro y ganan, y ya bravo, [dicen] ‘mira cómo estamos apoyando a las mujeres marginadas, sí a las mujeres Negras ya las estamos preparando’, mentira, ya estábamos preparadas.
– Participante de México
Los espacios solo para mujeres Negras son vistos como esperanzadores, seguros y tranquilos. Pero la relativa desconexión entre los movimientos feministas Negros y la diáspora feminista Negra, así como la competencia por los recursos, afecta de una manera negativa a las conexiones entre los movimientos. Las participantes fueron unánimes: los espacios solo para mujeres Negras deben ser protegidos y multiplicados. Estos espacios deben nutrir sus propias articulaciones de feminismos Negros, así como fomentar el intercambio con los feminismos Negros en la diáspora. Por ejemplo, el intercambio diaspórico de las participantes de Brasil con el feminismo Negro estadounidense las ha inspirado profundamente. Al mismo tiempo, ellas y otras participantes quieren promover los feminismos Negros que se derivan de sus propios contextos lingüísticos y sociopolíticos.
Existe la necesidad de tender puentes y tejer conexiones entre el trabajo organizativo del feminismo Negro en América Latina y el Caribe y las activistas de la diáspora Negra en el norte y el sur. Se pueden establecer vínculos más estrechos entre los movimientos antirracistas mundiales y regionales a través de plataformas de acción, redes, grupos de trabajo y otras estrategias que apoyen a las activistas Negras para desarrollar y multiplicar narrativas compartidas.
En el bus, en la academia, en la reunión, en la manifestación. Es mucha la violencia que diariamente tenemos que digerir y por eso estamos juntas, para contar cómo nos sentimos.
– Participante de Costa Rica
Una tercera parte de las iniciativas mapeadas son mixtas, lo que significa que no son espacios solo para mujeres Negras. Las participantes señalaron las iniciativas mixtas como espacios de “violencia sexista constante contra las mujeres Negras” en tres áreas: liderazgo, acoso y agresión sexual, y el control de la autonomía de las mujeres dentro de la organización. Estas preocupaciones pueden ser doblemente relevantes en Argentina y Uruguay, los dos países mapeados donde las iniciativas solo para mujeres Negras no son comunes.
Se deben fomentar espacios políticos y económicos autónomos para permitir que las mujeres Negras usen sus energías como ellas quieran. Desde sus propios espacios definidos, las mujeres Negras pueden negociar la inclusión de los hombres Negros según sus propios criterios y condiciones.
En los procesos de creación y sostenimiento de la lucha (mixta) Afro, las mujeres Negras conviven con múltiples tensiones concernientes a los patrones de sexismo… por parte de los hombres cishetero… Es destacable la complejidad en el manejo de este tipo de agresiones, dado que, para muchas mujeres Negras, significa “desproteger” o desmantelar la cultura patriarcal en la experiencia de compañeros, amigos o parejas con quienes simultáneamente combaten la estructura del racismo… Esta tensión se profundiza, porque el feminismo blanco-mestizo suele atacar o indicar este tipo de comportamientos violentos, deslegitimando o increpando a las mujeres Negras e indirectamente a la lucha antirracista que sostienen con los hombres Negros. [Esto] obedece a la falta de marcos interpretativos -metodológicos para el abordaje de la violencia desde una perspectiva feminista Negra. Las entrevistadas coinciden en la urgencia de sistemas de apoyo antirracista para el combate del sexismo y heterosexismo en los procesos de activismo Afro en la región.
– Jeannette Tineo Durán
Un ejemplo de una iniciativa Negra mixta con un fuerte liderazgo feminista Negro es la Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH), una organización de base comunitaria que representa a cuarenta y seis comunidades garífunas a lo largo de la costa caribeña de Honduras. OFRANEH busca acabar con la discriminación de mujeres, niñas, jóvenes y personas LGBTQI garífunas y proteger la identidad cultural y la tierra ancestral garífuna.
Una de las características históricas del movimiento Negro a nivel mundial es su ideal heteronormativo. Al mismo tiempo, el movimiento LGBTQI (blanco-mestizo) puede ser considerado racista. Las iniciativas lideradas por mujeres Negras, si no practican la interseccionalidad, reproducen la misma otredad, lo que resulta en que las personas Negras activistas LGBTQI perciban “estar triplemente fuera de lugar”.
Existe una necesidad urgente de recursos para espacios de personas Negras LGBTQI donde les activistas puedan articular y llevar adelante sus propias agendas. Por ejemplo, la Fundación Afrocolombiana Arcoiris LGBTI aborda las necesidades particulares de las personas Negras LGBTQI en Tumaco, Colombia, incluyendo la salud mental y la sanación para abordar la depresión y la ansiedad que resultan de la marginalización. En el nordeste de Brasil, Tambores de Safo organiza a feministas Negras lesbianas y bisexuales para combatir el sexismo, el racismo y la homofobia. A través de la música, el arte, la protesta callejera y la participación en diversos movimientos sociales, el grupo da visibilidad pública a las demandas específicas de las mujeres Negras lesbianas y bisexuales. Máquina Púrpura Editorial Fanzine es un colectivo trans de Ecuador que resiste el patriarcado, el racismo y el heterosexismo organizando espacios comunitarios y publicando zines por y para comunidades Negras trans, no binarias y queer.
Los mayores desafíos y necesidades del movimiento feminista Negro se concentran en cinco áreas:
Si bien el panorama está cambiando rápidamente, aún no existe un ecosistema de financiamiento dedicado a apoyar los activismos de mujeres Negras en América Latina y el Caribe. Las entidades financiadoras de la filantropía pública y privada no están llegando a las agrupaciones feministas Negras de manera significativa. Esto significa que nos estamos perdiendo de las perspectivas, la experiencia y el liderazgo de las mujeres Negras en un momento en el que los desafíos regionales y globales que enfrentamos requieren estrategias más agudas e innovadoras.
Esta investigación es un llamado a las financiadoras para profundizar el conocimiento sobre el poderoso trabajo que llevan a cabo las mujeres Negras liderando procesos sociales en América Latina y el Caribe. También es una invitación a movilizar recursos hacia los mecanismos que faciliten colaboraciones de confianza y financiación abundante hacia estos movimientos.
Nos alegra que muchas financiadoras han expresado un interés significativo en profundizar el apoyo para los feminismos Negros en las regiones. Desde que comenzó esta investigación en el 2019, varios fondos de mujeres han lanzado convocatorias destinadas a grupos feministas Negros, como la convocatoria “Afropoderosas” del Fondo Centroamericano de Mujeres. También han surgido nuevos mecanismos de financiación dedicados a los movimientos feministas Negros. Se lanzó el innovador Fondo Feminista Negro, con el mandato de aumentar los recursos disponibles para los movimientos feministas Negros en las Américas, el Medio Oriente, Europa y África. Han surgido fondos feministas Negros en y para países específicos como Brasil y Colombia, y activistas caribeñas están explorando la creación de un fondo regional del Caribe para los derechos de las mujeres y personas LGBTQI.
La oportunidad que tenemos es de promover estas iniciativas emergentes y de multiplicar las fuentes de apoyo para que las feministas Negras puedan financiar sus agendas. Las soluciones más efectivas y duraderas se basan en las experiencias de vida de las personas que enfrentan la mayor injusticia. Como financiadoras, nuestro trabajo será más estratégico y efectivo cuando proporcionemos los recursos necesarios para que las feministas Negras avancen hacia el cambio y transformen sus sociedades.
La inversión directa en los feminismos Negros es escasa. Muchas participantes desconocían la existencia de fondos de mujeres en sus países y compartieron que los procesos para acceder a fondos de financiadoras nacionales e internacionales eran inaccesibles para ellas. Para las pocas que reciben apoyos institucionales, tienden a ser a corto plazo y de una sola vez. La gran mayoría de las iniciativas lideradas por mujeres Negras dependen de recursos autogenerados para posibilitar su trabajo.
En el sector filantrópico:
Entre los movimientos feministas Negros:
Las conversaciones con las financiadoras y las participantes revelan un abismo: los recursos destinados a apoyar temas de género no tienden a tener en cuenta las necesidades o las ideas del activismo liderado por mujeres Negras en las regiones. Los temas más centrales para las agendas blanco-mestizas tienden a priorizarse en las convocatorias de propuestas. Muchos grupos liderados por mujeres Negras no reciben estos fondos ya que trabajan en asuntos diversos como el derecho a la tierra, la justicia económica o la búsqueda de la paz. A pesar de tener orientaciones feministas, estos temas no son reconocidos como temas centrales a las agendas blanco-mestizas. Otra barrera para acceder a los fondos dirigidos a temas de género es que muchos grupos liderados por mujeres Negras no usan la palabra “feminista” para describirse, lo que las hace menos propensas a aparecer en el radar de las financiadoras con ese interés particular.
Las participantes informan que el liderazgo, el poder y los recursos están inclinados hacia aquellas que son bien conocidas en los círculos políticos y filantrópicos. Las organizaciones blanco-mestizas y aquellas que trabajan con enfoques liberales tienen mayor representación en los espacios nacionales e internacionales y conexiones más fuertes con las financiadoras. Las iniciativas descoloniales del feminismo Negro tienen menos representación, lo que afecta las futuras decisiones de financiación y mantiene el desequilibrio. Estas dinámicas no solo contribuyen a la falta de fondos para las iniciativas lideradas por mujeres Negras, particularmente el trabajo feminista descolonial, sino que también influyen en el liderazgo y el establecimiento de la agenda dentro de los movimientos feministas.
Existe una notable desigualdad en el acceso a financiamiento entre organizaciones de mujeres blancas y organizaciones de mujeres Negras, puesto que las primeras cuentan con más trayectoria, mayor manejo del discurso de la tecnocracia de género y mayores conocimientos técnicos para aplicar a convocatorias de fondos de cooperación nacional e internacional, lo que se traduce en que sean estas organizaciones las que acaparen la mayoría de estos recursos […] Tampoco es menor el hecho de que las problemáticas que son centrales dentro de las agendas de las mujeres blanco-mestizas como el derecho al aborto seguro, libre y gratuito, el acoso sexual, los derechos sexuales y reproductivos, entre otros, son las problemáticas que cuentan con mayor financiamiento de parte de los fondos y agencias de cooperación tanto internacionales como nacionales. Problemáticas como el racismo, la discriminación étnica, la hipersexualización, los asesinatos de mujeres Negras, los derechos medioambientales, la defensa del territorio y la preservación de cultura material e inmaterial Afrodescendiente, no constituyen reivindicaciones centrales para las organizaciones del feminismo blanco-mestizo hegemónico, ni forman parte de los temas prioritarios a ser financiados por las financiadoras.
– Participante de Mesoamérica
Dada su falta de visibilidad y financiamiento, las iniciativas lideradas por mujeres Negras también parecen pasar desapercibidas por las financiadoras que trabajan en temas específicos que sí son priorizados por las organizaciones de mujeres Negras como los derechos ambientales y la justicia económica. Las mujeres Negras tienen una amplia variedad de conocimientos y prácticas en relación con los movimientos en las regiones. Esta sabiduría debe ser reconocida y financiada por la gran cantidad de financiadoras públicas y privadas de justicia social y derechos humanos que trabajan en múltiples temas de relevancia para ellas.
Cuando se les pidió que nombraran algunas de las barreras que enfrentan al intentar financiar el trabajo organizativo de mujeres Negras en América Latina y el Caribe, las financiadoras privadas compartieron múltiples desafíos: los grupos conocidos o referidos eran demasiado pequeños, no estaban registrados o tenían capacidades limitadas; la falta de conocimientos y relaciones con grupos liderados por mujeres Negras; y la falta de fuentes de financiamiento específico. Existe una clara necesidad de relaciones más profundas, conocimiento y mecanismos de financiación para conectar las iniciativas lideradas por mujeres Negras con diferentes financiadoras.
Un tema clave en las consultas con las financiadoras fue la falta de datos. Esto se debe a múltiples asuntos interrelacionados que apenas están empezando a abordarse en el sector: no se recopilan datos desagregados; los datos no están disponibles al público o son difíciles de acceder y comprender; el financiamiento y los datos están aislados y no reflejan los movimientos interseccionales; y no se pueden rastrear los fondos para ver si están llegando a las organizaciones feministas Negras. Ninguna de las financiadoras que entrevistamos estaba rastreando los datos sobre las mujeres Negras como población. Y cuando las instituciones crean sus propios sistemas de recopilación de datos, consolidar datos es casi imposible.
Como resultado de estas realidades de financiación, la investigación encontró que la mayoría de las iniciativas lideradas por mujeres Negras apoyan su trabajo con personal voluntario y dentro de una economía de subsistencia de las siguientes maneras:
Como parte de un mayor enfoque en la justicia racial y la equidad en la filantropía, luego de la violencia racista y las movilizaciones sociales globales por la justicia racial del 2020, las financiadoras están haciendo mayores esfuerzos para educarse a nivel interno y responder a las demandas específicas de las mujeres Negras. Observamos un mayor interés en aprender sobre los movimientos feministas Negros en América Latina y el Caribe y la voluntad de desafiar las nociones preconcebidas sobre las prioridades temáticas y los tipos de agrupaciones lideradas por mujeres Negras.
Observamos que hay más financiadoras interesadas en examinar sus estrategias de financiamiento y sus formas de hacer apoyos, con el fin de incluir a más iniciativas lideradas por mujeres Negras. Hay buenas prácticas y aprendizajes que podemos compartir, incluyendo la apertura de muchas fundaciones a establecer conexiones directas con grupos que todavía no conocen.
Una práctica clave es nombrar explícitamente su compromiso con los grupos feministas Negros si quieren tener éxito en llegar a ellos. Las lecciones aprendidas por el Fondo Centroamericano de Mujeres (FCAM) y compartidas en la investigación del Fondo Feminista Negro subrayaron este punto: FCAM había recibido muy pocas propuestas de grupos feministas Negros durante sus 18 años de concesión de apoyos hasta que lanzaron la convocatoria “Afropoderosas” específicamente dirigida a estos grupos. También usaron el mapeo de grupos en esta investigación para llevar a cabo un trabajo de acercamiento dirigido a los grupos, lo que resultó en el financiamiento de 10 organizaciones feministas Negras en cinco países, que trabajan en temas como los derechos sexuales y reproductivos, la violencia contra las mujeres y la justicia ambiental.
Una financiadora de la región que es reconocida por su apoyo significativo a los grupos feministas Negros en Fundo ELAS, el fondo feminista brasileño. Las participantes describieron a ELAS como notable por su compromiso con la “agenda Negra lesbiana, trans y queer” y como “pionera y líder con las mejores prácticas para el antirracismo que se pueden [documentar y reproducir] para que [otras] aprendan”. ELAS está comprometida con la justicia racial desde su fundación, cuenta con lideresas Negras en sus organismos de toma de decisiones y proporciona la mayoría de sus fondos a grupos liderados por mujeres Negras. ELAS opera y financia con el entendimiento de que para las feministas Negras es imposible separar “los derechos de las mujeres” como el aborto, los derechos reproductivos o la violencia contra las mujeres, de temas tales como el cambio climático, la tierra y el territorio, la falta de protección estatal, la participación política y más.
Una activista lesbofeminista de otro país describió su participación en un evento regional financiado por ELAS:
“Para mí ha sido un cambio significativo ver cómo funcionan allí las formas de gestión, colaboración y los debates que se realizan. Es muy distinto a lo que observo o vivo aquí en mi país, donde es muy difícil discutir o hablar de raza, donde yo misma no he realizado un activismo comprometido desde ese lugar, porque precisamente hay límites en las formas en que esto se puede discutir dentro de los espacios. Acá [el fondo de mujeres] no ha funcionado de ese modo. Creo que se han concentrado mucho en los temas relacionados con las juventudes, los derechos sexuales y el aborto… pero las cuestiones de raza no se tratan. No es como lo que he visto que ELAS apoya en Brasil. Para mí, es otra manera de entender o de hacer el financiamiento.
En FJS y Wellspring, nosotres también emprendimos nuestros propios caminos para aumentar el financiamiento hacia los movimientos feministas Negros en las regiones. Como parte de nuestra estrategia de priorizar el apoyo para los movimientos feministas Negros e Indígenas en Mesoamérica, FJS tiene como objetivo aumentar la cantidad de fondos destinados a los movimientos feministas Negros, siendo nuestro nivel actual aproximadamente $1 millón anual de una cartera regional de $10 millones. Wellspring también tiene como objetivo aumentar la inversión en grupos feministas Negros en las múltiples carteras de nuestro programa de Derechos de las Mujeres, como parte de nuestro compromiso de apoyar el liderazgo de las comunidades históricamente marginalizadas que están promoviendo la justicia de género. Como fundaciones privadas con sede en los Estados Unidos, sabemos que tenemos que ser creativas para apoyar los grupos que no han accedido a la filantropía institucional anteriormente. A medida que trabajamos para aumentar nuestro apoyo directo a los grupos feministas Negros en la región, también esperamos fomentar una infraestructura filantrópica más robusta y redes de recursos más sólidas para el trabajo organizativo del feminismo Negro, con múltiples mecanismos para que los grupos puedan acceder más recursos.
Abya Yala: Abya Yala es el nombre como los pueblos Indígenas nombraban a lo que hoy conocemos tras la conquista como “América”. El término se traduce como Tierra de Sangre Vital y proviene del pueblo Kuna Yala, una comunidad indígena autónoma en las fronteras de Panamá y Colombia. Abya Yala conserva el simbolismo político en algunas partes de la región. Hace referencia a romper los discursos hegemónicos de la nación; a la pertenencia, a las relaciones con la “tierra” que se oponen a las concepciones europeas del territorio.
Candomblé: Candomblé es una religión de matriz africana desarrollada en Brasil y practicada en otros países del Cono Sur y México. El quilombo o cimarronaje en el candomblé son elementos que ayudan a las comunidades a anclarse en el territorio. El candomblé incorpora rituales que preservan la existencia Negra.
Cimarrón: Cimarrón se refiere a las personas esclavizadas que, durante tiempos coloniales, generaron estrategias para escapar de la esclavitud y construir sus propias comunidades fugitivas. En los Andes, Brasil y el Caribe, esta posición se resignifica como parte de la política feminista Negra.
Cuidado colectivo: El cuidado colectivo se refiere a la revisión continua de las estrategias, las políticas, las prácticas y las culturas de los movimientos por la justicia social que promueven el cuidado y ayudan a prevenir el desgaste, las rupturas en el movimiento, los conflictos interpersonales e interorganizacionales y el aislamiento. Esto incluye la atención a la salud mental y el bienestar. El cuidado colectivo también incluye la concientización y las estrategias para interrumpir las formas en las que el poder y la internalización de distintos tipos de opresión, como el racismo, el patriarcado, el capacitismo, el clasismo y la LGBTQI fobia afectan a las personas, las organizaciones y los movimientos.
Descolonial: El feminismo descolonial surgió como un marco político en América Latina y el Caribe durante la primera década de los 2000. Se basa en una crítica al feminismo hegemónico que niega y omite la raza como decisiva en la configuración geopolítica del continente. También tiene sus raíces en la política lesbofeminista. El feminismo descolonial desafía la universalización de la mujer como sujeto, viéndola como un producto de la colonialidad. Es un feminismo antirracista que busca generar alianzas entre las comunidades racializadas del sur global.
Favela: Favela es un término utilizado en Brasil para referirse a los asentamientos precarios que crecen alrededor o dentro de las ciudades grandes del país. Se caracterizan por estar sometidas a la violencia policial, la escasez y la falta de servicios públicos básicos.
Feminismo: Hay muchas definiciones del feminismo, y cómo definirlo es en sí mismo una cuestión política. En términos generales, el feminismo es un marco político que desafía las relaciones de poder desiguales y promueve la justicia social y la liberación. FJS y Wellspring adoptan una definición expansiva del feminismo, que es explícitamente interseccional y antirracista, y aborda las múltiples injusticias que condicionan las vidas de las mujeres, niñas y personas LGBTQI. Las mujeres Negras, las mujeres racializadas y las mujeres del sur global han afirmado durante mucho tiempo visiones poderosas que pueden guiar nuestra liberación colectiva, resumidas en la declaración de 1977 de Combahee River Collective. En cuanto a la investigación que presentamos aquí, cuando hablamos de feminismo Negro nos referimos a «la coalición de prácticas y discursos desarrollados por mujeres Negras, Afrodescendientes o racializadas desde una perspectiva transnacional, incluso cuando se trata de experiencias localizadas en las que no necesariamente se identifican como ‘feministas’, pero sí tienen un enfoque interseccional cuando se trata de las complejas relaciones de raza, clase, género, sexualidad y edad, entre otros dominios significativos» (Jeannette Tineo Durán).
Garífuna: Garífuna se refiere a los territorios Negros mesoamericanos (Belice, Guatemala, Honduras, Estados Unidos, entre otros). Las personas garífunas tienen ascendencia africana e indígena, suman cerca de 150,000 personas y viven principalmente a lo largo de la costa caribeña del norte de Centroamérica. Garífuna no es solo una cuestión de lugar, sino también de un tejido espiritual-económico de sostenibilidad en el sentido más amplio de la “familia” transfronteriza.
Interseccional: La interseccionalidad es un marco analítico desarrollado por la Dra. Kimberle Crenshaw, una académica del derecho y feminista Negra de los Estados Unidos. La interseccionalidad reconoce cómo los aspectos entrecruzados de la identidad de una persona (como la raza, el género, la sexualidad, la edad y la religión) se agravan y crean experiencias interdependientes de discriminación y opresión. Por ejemplo, una mujer Negra experimentará el sexismo de manera diferente a una mujer blanca y el racismo de manera distinta a un hombre Negro y sus experiencias generales serán distintas a los dos. El feminismo interseccional centra las voces de quienes experimentan formas superpuestas de discriminación y opresión. También reconoce los impactos generacionales de las opresiones históricas.
LGBTQI: LGBTQI hace referencia a las personas que se identifican como lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, queer y/o intersexuales. Hay muchos otros términos con los que la gente se identifica, muchos específicos de sus culturas e idiomas locales.
Lumbalú: Lumbalú es un ritual funerario de la cultura palenque (Colombia) con el objetivo de preservar la vida en la muerte. Lumbalú incorpora prácticas para conmemorar, honrar y despedir a los muertos. Esta práctica proviene del conocimiento preservado en la memoria de las personas esclavizadas de Angola.
Territorios raizales, palenques o quilombos: Los territorios raizales, palenques o quilombos son territorios Negros autónomos donde las comunidades Negras han forjado su “reexistencia” del periodo colonial hasta el presente. El término raizal se refiere a los pueblos Indígenas Afrodescendientes del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina en el Caribe colombiano, que tienen su propio sistema de gobierno e idioma (criollo de San Andrés-Providencia, similar al inglés criollo nicaragüense que todavía se habla en la Ciudad de Bluefields). El término palenque o quilombo se refiere a territorios con una historia de levantamientos antiesclavistas. Son espacios geográficos que fueron autogestionados por personas esclavizadas liberadas durante tiempos coloniales y preservados históricamente. Hay palenques en Colombia, Cuba, República Dominicana, Ecuador, México, Panamá y Venezuela. Este tipo de organización a menudo se llama quilombo en Brasil.
Justicia occidental: Justicia occidental es un término que se refiere a los modelos y procedimientos de la justicia que benefician a la supremacía blanca. Dentro de la maquinaria del sistema de justicia, la existencia de la discriminación basada en perfiles raciales, las prácticas de estigmatización y la discriminación racial impiden que las comunidades Negras tengan acceso a una justicia equitativa.
Blanco-mestiza: Mestiza comunica proximidad a la blanquitud/desendencia europea e históricamente se ha utilizado para indicar la mezcla de líneas de sangre europeas e Indígenas.
Yemayá: Según la tradición yoruba, el vudú y otras religiones de matriz africana, Yemayá es la Orisha de las aguas. Ella preserva la cosmogonía Negra o la filosofía del mar y sus aguas. Es una entidad protectora que simboliza la fuerza y la energía del amor. Es creadora y generadora de vida. Está representada en la mayoría de las religiones africanas de la diáspora.